Kirchnerismo y los Cambios Programados a Efectuarce en el Ejército y la Armada Argentina.

21.09.2013 04:45

 

POSTKICHNERISMO

Inevitables cambios en la Armada y el Ejército

¿Cómo llamarlo al general de división? ¿Es 'Orgafin' Milani o 'Garabo' Milani? En fin, dicen que recuerdos de cuando la Jefatura 2 (Inteligencia), del Ejército, tenía sus inmuebles no identificados que controlaba vía sociedades comerciales confidenciales, lo que garantizaba desinvertir sin llamar la atención ni ingresar el dinero al presupuesto... En fin, César Milani podría tener otras complicaciones pero... al menos por ahora nadie ha exigido dar cuenta de la recaudación producida por la producción tercerizada de soja en tierras militares. De todos modos, muchos creen que, de todos modos, el general espía anda de salida, igual que el kirchnerismo. También vienen cambios en la Armada Argentina. De eso trata la nota:
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Corren tiempos difíciles en al menos dos de las tres Fuerzas Armadas del país. Ejército y Armada, aunque por cuestiones muy diferentes, están viviendo un anticipado clima de “fin de ciclo” que se avizora como mucho más cercano que el correspondiente al recambio presidencial de 2015
 
Mientras que en el Ejército, la situación judicial del general César Milani, lo tiene al borde del pedido de pase a retiro en el preciso momento en que por la desaparición del soldado Ledo o por su injustificado crecimiento patrimonial ( o por ambos)  sea procesado. Los antecedentes de 2 privilegiados oficiales K , el general Roberto Fernando Bendini y el almirante Jorge Omar Godoy, son más que contundentes, a diferencia de lo que ocurre con los funcionarios políticos,  el empleado público con estado militar , pierde su empleo ante el simple auto de procesamiento. Una eventual y posterior inocencia no lo devolverá jamás a la actividad ya que al igual que lo suele decirse de quien incursiona en la droga.... el retiro militar es un camino de ida.
 
No obstante, por ser la fuerza que más conserva las tradiciones castrenses de viejas épocas (al margen de la declamada adhesión al modelo) los generales de 2do. y 3er. escalón no se han lanzado aún en forma abierta a la disputa por la sucesión del trono del piso 3° del Edificio Libertador.  Muchos aún temen  que una mano salvadora rescate a Milani del yugo de la justicia y se “compruebe” que no fue ni tan malo de joven ni tan rico en la actualidad.
 
La otra fuerza lanzada a la sucesión del poder es la Armada, aunque por circunstancias muy distintas. El actual jefe, contraalmirante Gastón Fernando Erice, es un oficial intachable , que siempre mantuvo un perfil bajo y que en rigor de verdad jamás soñó ocupar la jefatura de la fuerza. Pero el alejamiento del almirante Carlos Alberto Paz, quien no toleró que la política le arrebatara a un miembro de su almirantazgo como chivo expiatorio por la desafortunada decisión de enviar la fragata Libertad a Ghana; y el posterior retiro del almirante Daniel Alberto Martín para complacer el deseo del general Milani de ser el militar de mayor jerarquía entre las 3 fuerzas, lo colocaron de pronto en la pole position y su corazón no resistió el stress. La salud del jefe de la Marina ha sellado su suerte y pasará a retiro a fin de año
 
Esto ha desatado una sutil pero profunda “batalla naval” entre los mandos que siguen en jerarquía a Erice. La Armada actual es totalmente conducida por contraalmirantes (2 grados menos que la jerarquía máxima) y todos muy próximos entre sí en cuanto a antigüedad de egreso, lo que hace que todos los actores se conozcan muy bien.
 
El actual subjefe de la Armada, Álvaro González Lonzieme, debería ser ungido jefe si el gobierno siguiera lo que ha venido sucediendo en los últimos años, es decir el recambio no traumático.  Pero  en defensa están intentando aprovechar los próximos cambios para alejar del poder militar a oficiales formados durante el proceso militar del '76,  y Lonzieme egresó de la escuela naval en 1977, año emblemático para el relato K.  
 
El siguiente posible candidato es el contraalmirante Marcelo Srur, un poco más joven, habiendo egresado en 1979, pero este oficial (se sabe) apuesta sus fichas a ser el jefe de una marina no K, decisión que equivale a permanecer en las sombras hasta el no tan lejano recambio presidencial.
 
Quien si viene tejiendo solidos puentes con la actual gestión ministerial es el actual secretario general de la marina de guerra el también contraalmirante Pedro Bassi. Definido como un humanista que casi no parece militar, agrada al relato y fue oportunamente ungido por la ex ministro Nilda Garré para especializarse en Derechos Humanos. Si bien es un declarado defensor del modelo, no comulga con la idea de la milicia haciendo tarea comunitaria en barrios carenciados y prefiere una marina más metida en las profundidades del océano.  De todos modos, a causa de que él es el encargado de manejar las relaciones políticas de la Armada, ha tejido algunos buenos contactos con el candidato Sergio Massa.
 
Otro candidato con buenos pergaminos es el almirante Juan Carlos Temperoni, de impecable concepto profesional , pero con la pesada carga de haber sido especializado en la Escuela de Defensa de USA, antecedente que por estos días no es muy nac & pop que digamos...
 
Así las cosas, mientras el crucero Costa Concordia ya está de nuevo en pie, pero el destructor Santísima Trinidad, ícono de la guerra de Malvinas, sigue hundido a 5 metros de profundidad, desdibujando un pedazo de historia argentina a medida que avanza la corrosión, la falta de hipótesis de conflicto mantiene a los mandos militares argentinos ocupados en atender el sordo juego de las intrigas palaciegas para ver quién se queda finalmente al mando de los paupérrimos restos oxidados de lo que alguna vez fueron las fuerzas armadas de la Nación.  
 
Muy en secreto también, desde la vereda política se viene trabajando en la idea de una profunda reestructuración militar, que terminará no sólo con las ambiciones de los actuales autoproclamados candidatos sino con varias generaciones más de oficiales, para borrar todo germen procesista en las rapadas cabezas de los hombres de armas.